Otra noche en mi cuarto entre paredes,
aférrimo a la costumbre sin disloques,
pendiendo la espada de Damocles,
catarsis que aún siendo externa duele,
una fisura cual monja de clausura,
sentimientos afectos u emotivos,
dimanantes huerfanos por un objetivo,
por el que prosigo desde la cuna,
los minutos revolotean alados,
expectantes al devenir efímero,
que providencian muchos ceros,
mientrás espasmos consuman mi letargo...
Para el que lo entienda, para el que lo aprecie, para el que lo disfrute más allá del materialismo superficial externo.
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